viernes, 24 de marzo de 2006

El precio político es menos precio que la vida humana


ESPERANZA es la palabra que me viene a la mente cuando pienso en el acontecimiento de la semana: ETA anuncia un alto el fuego permanente. La esperanza yo nunca la perdí, todos aquellos que creemos en el diálogo, la paz y simplemente en la cordura nunca la perdimos. Ahora nos queda esperar, observar, dialogar y, sobre todo, no perder nunca la esperanza de que este anuncio se convierta en el hecho histórico que traiga la paz a nuestro país. Ojalá se demuestre que las palabras son más útiles que las balas y ojalá marquemos un gol en la portería de aquellos que no quieren la paz si no la han logrado ellos mismos. Seguro que Ernest Lluch, allá dónde esté, desearía que no se derramara ni una gota más de sangre, que no se cobrara ni una sola vida más. El precio político, si es que alguien consigue dar forma concreta a esta vaga expresión últimamente tan utilizada por ciertos sectores, es menos precio que el de la vida humana.
En las ventanas de aquellos que creemos en la paz brillará hoy la tenue luz de una vela, la luz que iluminará el camino de quien tiene en sus manos la llave que abre las puertas del fin de la violencia. Un final, esperamos, cercano, parafraseando, el principio del fin.

Hoy, a las 00:00 horas, encinde una vela por la paz y la esperanza.

miércoles, 8 de marzo de 2006

Señor Aznar y señores del PP:


Quizá, el pasado viernes, no cayeron en la cuenta de que cuando se anima a alguien a realizar una determinada acción, este alguien puede obedecer. “Que se miren las hemerotecas”, pidió usted, señor Aznar, y así se ha hecho. No voy a reproducir los titulares que, por 1998, publicaba toda la prensa del país, elogiando su alarde de generosidad con la banda terrorista ETA si ésta abandonaba las armas. Los titulares a los que me refiero y que aluden a la política antiterrorista y a la voluntad de diálogo de su gobierno por aquel entonces ya han sido mencionados por otros compañeros, como Víctor Francos, y comentados por la prensa en los últimos días. Pero, por si a nadie se le había ocurrido, la hemeroteca ha sido tan sólo el medio para demostrar con pruebas tangibles que ustedes mienten. Porque nosotros ya recordábamos aquellos hechos, ya nos escandalizábamos al escuchar las críticas del señor Rajoy ante una posible negociación entre el gobierno y ETA, puesto que ustedes, hace tan sólo unos pocos años, pensaban exactamente lo mismo. Pero claro, ahora, en la oposición –aunque les pese- es mucho más práctico utilizar la crítica destructiva contra todo y todos los que no estén de su lado. La próxima vez, eso sí, piensen en hermosas palabras como son coherencia y verdad, porque sus lenguas a menudo corren más que sus cerebros y eso les ha traicionado. Ya nos demostraron esa capacidad de tan grandiosa incoherencia cuando, después de acusar a todos los que clamaban por la paz de “líderes pancarteros”, asieron sus propias pancartas para berrear contra los derechos de otras personas.
Ustedes insultan la inteligencia de los ciudadanos y deben considerar que tenemos memoria de pez y que sólo recordamos los últimos tres segundos de nuestras vidas. Pues bien, eso no es así y con sus aberrantes mentiras nos están llamando tontos. Les aseguro que si fuera votante del PP –cosa que no soy- me indignaría de la misma forma su atrevimiento y su osadía.
Señores del PP, señor Aznar, señor Rajoy, señor Zaplana, señor Acebes, su discurso se ha convertido en un juego de manipulaciones y en un maquiavélico medio para justificar su fin. Utilizan y manipulan el dolor de las víctimas del terrorismo que, si bien pueden estar equivocadas, tienen como excusa su dolor y su gran pérdida. Utilizan al pueblo catalán tergiversando la verdad y creando una imagen exterior del mismo que no se corresponde con la realidad. Utilizan los sentimientos de las personas, y a veces incluso nuestra propia ignorancia, para dividirnos y difundir el odio, un odio que para ustedes es un mero instrumento electoral. Así no vale. ¿Podrían sentirse orgullosos de ganar unas elecciones de una manera tan rastrera? Si quieren demostrar que pueden gobernar este país mejor que nadie, háganlo con clase, democrática y limpiamente. Así no vale, señores, no somos imbéciles.
Si el diálogo va a servir para que no haya ni una sola víctima más, adelante, porque los que se fueron ya no volverán. Por mucho que nos atrincheremos en el dolor y en el rencor, ellos no volverán. Pero puede que otros también se marchen para siempre si no hacemos algo para evitarlo.